sábado, agosto 06, 2005

el mundo segun sonia {cuento}


El delicado hilo de la amistad, tema tabú para mi pues en mi mundo paralelo estoy siempre sola. Hay algunos extraños individuos que me inquietan, me toman de la mano a un tercer planeta dejando atrás el mío y el real hacia un mundo nuevo en el que convergen los sentidos donde encontré un sentimiento que me invita a ver las cosas de forma mas amena. Al tercer planeta lo llame amistad.

Me parecía que agosto seria diferente. Me encontraba parada en la puerta (sola), el calor ya estaba haciendo estragos en mi frágil estado de animo.
--disculpa, ¿sabes cual es el salón 111? – me pregunta una joven.
No se – respondí hostil—me volví a verla, su mirada era de serenidad pero también lanzaba fuego. Parecía que dentro de ella luchaban un ángel y un demonio.
No lo se – afirme – yo también iré en ese salón—le sonreí, algo que comúnmente no hago.
Sentí que tenia años de conversar con ella, al mismo tiempo me invadía una sed de saber de ella, del enigma que se había convertido para mi.
Siempre me catalogaron y en veces hasta yo misma de un ser aislado. Pero ella emanaba una vibra extraña , nunca la había sentido.
Sabes...—me dice—no se como me atreví a hablarte, soy muy seria, fue como si un camino me llevara hacia donde estas, ¿qué raro no?, me da escalofríos.
Yo solo asentí con la cabeza.
Los días transcurrieron en perfecta monotonía, hasta un día llego mi amiga con una enorme sonrisa, nunca la había visto sonreír así.
Me muestra su cámara que le acaban de regalar fuera de cualquier presunción estaba feliz, yo no lo podía entender pero si lo podía sentir.
Con este simple aparato al fin veré, demostrare el mundo como yo lo veo, talvez sea un voyerismo exagerado, siento que ya veo mas, algunas cosas bellas otras terribles pero ya no se me escapara nada – me confiesa mi amiga con exquisita serenidad.
Cambios de carácter me hicieron pensar que algo le pasaba a Sonia, en momentos parecía muerta viviente y otra veces la mujer mas feliz de la tierra. Estaba enamorada y no me lo dijo.
Me sentí triste, no se si seria porque nuestra relación cambiaria o era odio hacia ella porque se atrevió a dar el paso que yo me aferraba a no dar.
Enamorarse – le dije – es un estado mental--.
Ella me veía con melancolía, creo que en el fondo sentía lastima por mi eterna soledad.
También lo recuerdo a el, el centinela de hierro, soldado sin temple, adorador de Hittler. No se como este joven atrapo a Sonia, la mirada de su amado Octavio era vacía, se encontraba muy lejos de los ideales y principios de Sonia, ella apoyaba la diversidad cultural, era antifascista y creo que hasta globalifoblica; sin embargo, el, con su doctrina nazi, atrapo su corazón.
Parecía que poco a poco habíamos olvidado el idioma en común con el que nos comunicábamos antes. El fuego de su mirada se iba extinguiendo, así como mi tolerancia hacia el mundo en que vivía Sonia.

Cierta tarde tuvimos una discusión, el porque ya lo olvide, ella tenia problemas con su amado, sentí egoísta alegría pero al instante me invadía la pena ajena. Había dejado atrás su cámara y sus manualidades que tanto le gustaban, le sugerí retomarlas diciéndole que era algo que ella verdaderamente amaba.
Tu que sabes lo que es el amor—lo dijo seria sin arrepentirse de haberlo hecho.
Una cálida lagrima recorre mi mejilla—si, tienes razón, no se lo que es—le conteste, esa fue la ultima vez que hablamos.
Tiempo después recibí una llamada telefónica que me estremeció por dentro. No lo podía creer, era imposible el llanto que tanto se me complicaba empezó a salir por montones. Era la madre de Sonia, mi amiga con un trozo de espejo acabo con su vida. Me gano la ira no entendía que la orillo a hacerlo.
Una prima de ella se me acercó. Laura, ¿por qué lo hizo?—le pregunte.
Con la vista en mi me entrega un trozo de papel, decía: “Para Alicia”.
Torpemente desdoblo la hoja, era una frase que desconocía, pero aun después de los años hace estragos en mi. La frase decía:
“ No somos unos incomprendidos, es mas complicado que eso. Nuestras palabras causan terror”.
Que quiso decir no lo he descifrado pero el ángel y el demonio que luchaban dentro de ella terminaron por acabarla y yo no la ayude.
Después de 10 años de su muerte sigo siendo solitaria, pero la sombra de Sonia se convirtió en un saco que me cobija. Como una deuda pendiente decidí renovar el epitafio de su tumba. Es el siguiente:
“Ahora que ya no tengo cola, no seré como las demás lagartijas, sigo siendo un reptil, pero ahora luzco peor. Ahora que ya no tengo cola, no me confundirán con las demás, seguiré cambiando de piel, pero ya no seré igual. Ahora que ya no tengo cola, no habrá que me pisen, ni mi cola mucho menos mi dignidad. Solo me quedo mi cabeza donde guardo mis ideales y mis sueños. Podrán degollarme, pero soy una lagartija seguiré moviendo el cuerpo aun estando muerta”.

La lluvia empieza a caer, es un hermoso mes de enero, con nostalgia recuerdo mi fugaz amistad, en mis divagaciones que a veces invaden mi realidad creo que ya no veo el mundo dolo a mi manera, también veo el mundo según Sonia.

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